El logo de Chupa Chups ¡toda una obra de arte!

Sólo de pensarlo se me hace la boca agua…

Siempre se ha dicho que Espinete era el “amigo de los niños” pero ¡nada mas lejos de la realidad! Chupa Chups sí que es el amigo de los pequeños a sus 53 años. Aunque los hábitos de juego de los nenes han evolucionado y no se divierten con las canicas en la calle, cogen el mando de la Play Station con el mismo caramelo con palo en la boca que comían sus padres.

El catalán Enric Bernat creó en 1958 la primera fábrica de caramelos en España y la idea del actual Chupa Chups nació por querer ponerle una especie de “tenedor” a un caramelo que era demasiado grande para tenerlo en la boca. Todos los niños terminaban manchándose las manos, por lo que se decidió pinchar al caramelo con un palo de madera que posteriormente evolucionaría al plástico actual.

En un principio su nombre fue “Chups”, pero una cuña publicitaria de radio animaba a decir “Chupa un Chups” y todo quedo en “Chupa Chups”.

El caramelo español se ha hecho tan famoso que incluso ha sido el primero de su especie en viajar por el espacio abordo de la estación espacial MIR rusa en 1995.

Pero por si esto fuera poco, os comentaré que el conocido logo con forma de flor ¡fue creado por el mismísimo Salvador Dalí en 1968!

¿Y ahora? Pues estamos seguros de que su venta se ha visto incrementada por la Ley Antitabaco impuesta el 1 de enero de este mismo año. Dicen que el chocolate es el sustitutivo del sexo, y que el Chupa Chups uno de los mejores sustitutos del tabaco para el ex fumador. ¡No olvidéis a Johan Cruyff en su etapa de entrenador en el F.C. Barcelona!

¿Pinta en oros, copas, espadas o bastos?

¿Quién no ha tenido una baraja de cartas en su mano en algún momento de su vida? ¿Os habéis preguntado donde nació? ¿Por qué esos palos y no otros? Seguramente estas curiosidades podréis comentarlas la próxima vez que os reunáis con amigos o familia alrededor de un tapete para jugar unas partidas.

Como en otras muchas cosas, China fue la precursora (en 1120) en crear los conocidos naipes que copan las barajas de cartas, aunque su diseño actual no tiene nada que ver con el de entonces.

En 1375 las cartas llegan a nuestro continente y las figuras orientales fueron sustituidas por otras más parecidas a nuestra cultura en la época.  Heraclio Fournier, descendiente de una conocida familia de impresores de París, edita su primera baraja en 1868. Posteriormente se traslada a Vitoria y funda su pequeño taller de naipes. Si nos centramos en la baraja española descubrimos unas cuantas curiosidades al respecto.

1ª baraja editada por Heraclio Fournier en 1868

En 1889, Heraclio crea la baraja litográfica con 12 colores que terminará siendo muy parecida a la actual, aunque con la peculiaridad de que el As de Oros tiene grabada su imagen.

El retrato de Heraclio Fournier grabado en el As de Oros

Una de las curiosidades que más llama la atención es la ausencia de la figura de la reina. Es la única baraja en el mundo que no la tiene.

¿Qué simbolizan los palos? Las imágenes están inspiradas en el medievo y representan los cuatro estamentos más importantes de la época: Los comerciantes (oros), el clero (copas), la nobleza (espadas) y los siervos (bastos).

¿Sabéis por qué los bordes superiores e inferiores que encuadran las cartas de la baraja española son diferentes según el palo? Seguro que sí, pero como siempre hay rezagados, lo explico. A esto se le llama “Pinta”. Mientras que en los oros la línea está cerrada (no tiene pinta), el palo de copas tiene una pinta, el de espadas tiene dos y el de bastos tres pinta. El fin de esta diferenciación es dificultar la visión de las cartas a todos aquellos a los que se les va el ojillo a las cartas del compañero de al lado. De esta forma, el jugador no necesita extenderlas en forma de abanico para saber sus cartas, basta con desplegarla un poco en su margen superior y obtener así la información sobre el palo, la figura o el número.

Mi presentación en sociedad!

Hola amig@s!

Comienza una nueva etapa en mi vida con mi inmersión en el maravilloso mundo de los blogs!

Espero poder contribuir a saciar pequeñas curiosidades sobre el amplio mundo de las marcas y los productos. Probablemente a veces leeréis post que no os cuenten nada nuevo (todavía no he descubierto la fórmula de la Coca-Cola), pero sólo quiero aportar mi granito de arena plasmando ideas sobre temas que me interesan o despiertan alguna curiosidad en mi.

Por supuesto también me empaparé de vuestra sabiduría con lo que escribís en los respectivos blogs, los cuales seguiré (poco a poco, que soy novata!!).

Como de todo se aprende, estoy receptiva a todo tipo de sugerencias y consejos así que no dudéis en escribirme para lo que os salga de la peineta! ;-)

De momento os cuento una primera curiosidad… ¿sabéis que las españolas somos las europeas que más nos perfumamos? Sí, sí, incluso más que las italianas y las francesas.

En algunos países asiáticos los perfumes no se usan, ni en las grandes ni en las pequeñas ocasiones, y Estados Unidos es pura contradicción en este sentido ya que tan pronto consideran un símbolo de mal gusto llevar un perfume demasiado intenso como son los únicos que cuentan con la comercialización del perfume más caro del mundo en unos grandes almacenes de Nueva York.

Dicha fragancia, la edición Imperial Majesty del diseñador británico Clive Christian Nº 1 for Women, cuesta la sorprendente cifra de 195.000 euros, y pese a su precio, es todo un éxito.

El perfume se elaboró a petición de la reina Victoria de Inglaterra (en 1872) y como joya que se consideraba, fue un detalle para los pasajeros de primera clase del Titanic.

El proceso de fabricación del exclusivo perfume dura un año y se compone de unos 200 ingredientes. Su envase (por supuesto de fabricación limitada y exclusiva) cuenta con un diamante blanco y su tapón reproduce la corona de la reina Victoria.

Si alguna está pensando en comprárselo, o alguno en hacer un súper regalo a su chica, que sepáis que existe una versión “económica” del producto a 1.600 euros el botecito de 29 mililitros.

No entra en mi presupuesto, pero reconozco ¡que me encantaría olerlo!

Saluditos!